Mauricio Funes y Federico Colorado.
Hace varios días, un conocido hombre de izquierda, con mucho prestigio por su capacidad de pensar y expresar con claridad sus ideas, le recomendaba a Mauricio Funes que cuidara su carácter y cuidara sus palabras. Considero que ha sido un consejo valioso, brindado de buena fe, por alguien que ha luchado y sigue luchando por los cambios que nuestro país necesita. Talvez el único error que se le pueda achacar a Dagoberto es que le dio el consejo en público y sin que Mauricio se lo solicitara. Pero a veces hay que decir las cosas para dejar constancia, para fomentar conciencia y para generar opinión.
Lamentablemente pocos días después a Mauricio se le fue la lengua al referirse directamente al Presidente de ANEP. Este señor habría exigido a Mauricio que diera los nombres y apellidos de la argolla de empresarios a la que había acusado de beneficiarse del Estado, durante su discurso de presentación del programa de gobierno. A lo cual Mauricio respondió en una entrevista, que es precisamente al grupo de Colorado, al que se refería.
Con estas palabras Mauricio señala a los miembros de ANEP como parte de la argolla de empresarios que se han enriquecido en los últimos años usando el Estado como su patrimonio. Esto provocará reacciones y contra reacciones de los grupos empresariales y el candidato Funes.
Ante esta situación creo que al menos debemos evaluar dos aspectos. El primero, si es realmente cierta la afirmación de Mauricio sobre la ANEP; y el segundo, si era conveniente o necesario decirlo.
La ANEP es una especie de Federación que reúne a las distintas organizaciones empresariales existentes en el país. Está conformada por distintas y variadas asociaciones y cámaras empresariales. Por ello, en las filas de la ANEP se agrupan empresarios de todos los sectores y de todos los tamaños. Los empresarios que se han enriquecido usando el Estado como mampara no son todos los miembros de ANEP, aunque si son parte de esta. Por el contrario, en esa asociación a menudo se oyen quejas de muchos empresarios por la forma discriminatoria en que el Estado los trata. Hay empresarios que comentan que las privatizaciones no trajeron los beneficios que les habían prometido o que ellos esperaban (caso de la privatización de energía eléctrica).
En los últimos años la relación gobierno-ANEP no ha sido del todo buena (por no decir mala). Los altos dirigentes de ANEP, muchas veces que solicitaron audiencias para hablar con el Presidente de La República, sobre temas urgentes que les afectaban como gemio, este en la práctica se las negó al no contestarlas o hacerlo en forma tardía. Muchos empresarios, en privado han comentado sobre la existencia real de una argolla empresarial privilegiada que usufructúa del Estado.
Por ello, cuando Mauricio responde con un señalamiento demasiado general, pero además, con una alusión personal al Presidente de ANEP, el concepto expresado en el discurso del domingo deja de tener validez y pierde su efecto. Al generalizar se confunde a las victimas con los victimarios. Además, se pierden potenciales aliados. Yo puedo señalar que hay trabajadores organizados que son haraganes, pero si replico luego, que todos los trabajadores organizados son haraganes, el concepto inicial pierde su valor. Acá está el punto.
Por ello, Mauricio debió ser cuidadoso al responder a Federico Colorado, tanto por lo que Federico es, como por lo que representa. Federico es un hombre conservador y miembro de ARENA. Como salvadoreño tiene derecho a serlo. Pero además representa un gremio cuyo peso cualitativo en la vida nacional es indiscutible. Probablemente Mauricio no necesita a la ANEP para ganar las elecciones presidenciales, pero si puede ser muy necesaria para la gobernabilidad del país.
Un buen candidato presidencial es aquel que se prepara para ganar y para gobernar.
Mauricio debe entender que ya no es más un entrevistador de televisión, donde la agilidad mental y la capacidad de debatir son claves y pueden ser las únicas fortalezas necesarias. Ahora debe mostrar que está preparado para gobernar y para conducir un país. Ahora no es la respuesta rápida lo importante o lo más conveniente. Ahora, como candidato, necesita reflexionar cada respuesta y cada palabra de esta. Mauricio debe saber que cada palabra, cada gesto, está siendo grabado y medido por sus adversarios.
Pero Mauricio debe tomar en cuenta que también la gente sencilla lo observa de otro modo. Ya no es el entrevistador intrépido que pilló con una frase o una contra pregunta al Presidente de ANEP. Ahora es el potencial Presidente de La República peleándose con el Presidente de ANEP.
Mauricio Funes perdió una valiosa oportunidad de responder al Presidente de ANEP con una mano extendida. Era el momento de invitarlo a conversar sobre la difícil situación de muchos empresarios salvadoreños. Era el momento de reafirmar que muchos empresarios desarrollan una buena labor para el beneficio del país. Era el momento de decirle a Colorado que su gobierno apoyará la empresa privada. Esto es lo que Funes ha estado diciendo a lo largo y ancho del país. Pero en el momento clave, por no cuidar su carácter, lo echó a perder.
Federico Colorado
Ahora lo que tiene enfrente es un período de confrontación con las gremiales empresariales. Perdió la oportunidad de un período de dialogo y comunicación fructífera. Además le regaló a ARENA la sustentación de su discurso que Funes y el FMLN constituirán un gobierno anti empresarial. Abrió las puertas al trasnochado discurso de la derecha sobre la lucha de clases y la dictadura del proletariado.
Solo me queda esperar que Mauricio Funes aprenda la lección. Todavía es tiempo de corregir, pero debe ser menos arrogante y más humilde. Aprender a no reaccionar en forma espontánea. Le aconsejaría una larga y privada conversación con Dagoberto Gutiérrez. Creo que Dago tenía más cosas que decirle, pero por prudencia, en la televisión, le mandó solo un telegrama. Mi abuela decía: A buen entendedor, pocas palabras.
Ayutuxtepeque, Miércoles, 20 de Agosto de 2008.